martes, 17 de marzo de 2009

UN ARTICULO DE ANTONIO GARCIA: LA NORIA DE TEDELCHE.


LA NORIA DE TEDELCHE

La referencia del amigo ”tercocebollino” a la noria de Tedelche, en un hilo del Foro de Hellín, ha resucitado en mi las ganas que, desde hace tiempo, tengo de referirme a este artilugio montado en la antesala de la explanada ferial, hecho que ha sido y es objeto de debate en la ciudad, y criticado (sarcásticamente) por un sector de la población.

El que fue alcalde de la ciudad, D. Antonio Pina Martínez, tuvo la idea de desmontar la original de su ubicación y “plantarla” en Hellín. A mi los elementos arqueológicos me gustan en su lugar de origen, sobre todo cuando este es fácilmente accesible, pues así se entiende mejor cómo funcionaban y para qué servían, en su medio natural, “en su contexto” (forman parte del paisaje).

Pero entiendo que la idea fue bienintencionada, para conservarla y mostrarla a la población, la mayor parte de la cual, estoy convencido, ni la ha visto nunca, ni sabe dónde está (y probablemente, jamás irán).

Esta iniciativa se mostró imposible, dado el estado de oxidación y deterioro del ingenio. Se hubiera descuajeringado.

Fue el gobierno de D. José María Barcina Magro el que tuvo la iniciativa de hacer una réplica, por medio de la Escuela Taller, y plantarla a la entrada del recinto ferial. Y he aquí donde residen, en mi humilde opinión, las críticas a la reproducción de la noria (aunque, por supuesto, esto no será así en todos los casos).

A saber: la noria la montó “un partido político”.

De donde se colige desde qué otro partido se propiciaron las críticas. Y porqué ese persistente desinterés en arreglarla y que funcione. De nuevo cobra actualidad el fenomenal chiste de Mingote de hace unos meses, que decía (más o menos): "antes de dar mi opinión sobre este nuevo monumento, tengo que saber de que partido político es el alcalde que lo ha puesto"

Pero voy a lo que voy. A mí me gusta y me parece muy bien que se hiciera y esté donde está.

En primer lugar porque es algo que pertenece al mobiliario urbano y constituye un elemento de decoración. Si señores, las ciudades se decoran, como corresponde a los lugares que el ser humano habita. Así, fuentes, monumentos al tamborilero, figuras varias en las entradas a la población, etc.

Al igual que ustedes y yo decoramos nuestras viviendas. Lo cual no quiere decir que a todo el que nos visita le guste el jarrón que hemos puesto en la entrada o la lámpara del comedor, ni entienda el simbolismo del cuadro abstracto colgado en lugar preeminente.

Por eso nunca me he metido públicamente con un alcalde, sea el que sea, que haya tenido la iniciativa de “poner su sello” decorativo en una plaza o parque. Por ejemplo, a la fuente de la Plaza de la Iglesia la llamaban “la fuente de Vicente” (buen amigo, por cierto).

Otra cosa es mi opinión personal sobre el acierto del artista, escultor o arquitecto, opinión que comento entre amigos. Para gustos, colores. Y no vamos a hacer un plebiscito popular para cada diseño.

Por cierto, tengo un recuerdo guardado en un rincón de mi neurona, que voy a contar.

Gobernando en Hellín los colores de UCD, allá por los albores de la moderna democracia, al “equipo A” se le ocurrió remodelar completamente el parque municipal. Y se hizo un proyecto, parte del cual lo constituían el actual anfiteatro, el césped y otros importantes elementos constructivos no realizados (diseño de Julián Jaén).

Y hete aquí que llegan de nuevo las elecciones municipales sin haberse podido iniciar la obra. Bueno, pues recuerdo que durante la campaña electoral, el PSOE utilizó el asunto del césped como arma arrojadiza contra el oponente principal: UCD, que repetía sus intenciones, aunque con algunos cambios en las listas.
Y el mensaje (del PSOE) fue el siguiente: "quieren poner césped en el parque, con el agua que consume, cuando hay muchos barrios humildes que aún no tienen agua" (cosa incierta, y lo se de buena tinta). "Quieren despilfarrar el agua de los ciudadanos menos favorecidos". En fin, ya saben ustedes quienes son los maestros de la demagogia (y actuales impulsores en Hellín de urbanizaciones con jardines de césped y campos de golf).

¿Pero a que no saben quién puso la hierba en el parque en cuanto tuvo ocasión, tras ganar aquellos comicios? Hagan memoria los mayores y cuéntenselo a los más jóvenes.

Bien, pues iba por lo de la noria.

Y en segundo lugar, aparte de ser un bonito elemento decorativo de nuestra casa común, es un elemento pedagógico.

Por cierto, aprovecho para decir lo guarros que somos en este pueblo y lo poco respetuosos con “lo común”. Y perdónenme. Esto merece un artículo monográfico.

Como ya he dicho, puede que muchos críos no tengan ocasión de ver en su vida una noria de verdad, de las antiguas, o aún tarden bastante en hacerlo. Porque todavía existen, en Murcia hay la tira (las ñoras).

Pues qué mejor ocasión para explicarles ese sapientísimo avance para los regadíos, traído de Oriente Medio por los musulmanes, tras invadir la Península Ibérica.

Da pena verla parada, no me digan que no. Y además hay que reconocer el magnífico trabajo de la Escuela Taller.

Pero esa imagen de abandono…

¿Y qué le explicamos a los niños que la ven allí plantada, fantasmagórica, víctima de la desidia…?

¿Y qué reflexión nos inspira a los mayores?

En fin, es mi humilde opinión.

Hellín a 17 deMarzo de 2.009

Antonio García

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