Al rico cachelo
PEDRO A. LÓPEZ GAYARRE
Las patatas de Alberto Saiz
19/06/2009 .
Alberto Saiz, un ejecutivo conquense al que hasta sus enemigos reconocen una eficiencia que les desespera, lleva unos días en la portada de El Mundo de Pedro Jota, y ya se sabe que cuando un jefe de los espías empieza a salir en los papeles y abrir los telediarios es que la cosa de la inteligencia y el espionaje no pinta bien.Alberto Saiz es la herencia castellano-manchega que Pepe Bono le dejó a ZP tras su paso por el Ministerio de la Guerra, en aquellos lejanos tiempos en los que el Hola sustituyó a la revista Ejército en el Alto Estado Mayor. Eran los tiempos en los que una toma de posesión se celebraban con señoras con pamelas y recepciones que competían con las de la embajada de los Estados Unidos el cuatro de julio. Bono pasó a mejor vida en la carrera de San Jerónimo, tras un vodevil de alta comedia francesa, y el eficiente Alberto Saiz quedó "agrapado" a los papeles del CNI como una póliza. La esperanza de los innumerables enemigos, que coleccionó a espuertas en la casa, era que su mandato de cinco años fuera su final. Se equivocaron. Por lo que cuentan, fue capaz, de vender a ZP, utilizando un poder de persuasión, que tampoco sus enemigos le niegan, la idea de que en un par de años el final de ETA era posible. Con la ratificación en el cargo, en contra de la opinión de algún que otro ministro, ministra, Don Alberto, el de Cuenca, se creyó inmune a cualquier disparo y se dedicó a componer bonitos discursos para el consumo interior de la casa, en los que la palabra lealtad sonaba como un tiro de naranjero. Se dedicó a buscar a los desleales y en horas veinticuatro, como el "Fénix de los ingenios", enristró una sarta de treinta cabezas en el mástil de la bandera.De entonces acá, todo han sido filtraciones en los que lo mismo aparecía pescando pez espada en el Índico, ordenando la limpieza de su piscina a la división de hombres rana del centro, pinchando el teléfono de la asistenta de un prima hermana que pasaba por allí, o colocando la cosecha de patatas de la familia política, que ya se sabe que en España si un político no tiene un cuñado con el que fardar, ni es político ni es "na".Y a todo esto y para rematarlo, resulta que la cosecha de patatas no es de denominación de origen de Castilla-La Mancha, sino gallega. Alberto Saiz no ha hecho patria y eso sí que es imperdonable. Uno, desde luego, no se lo perdona.
Las patatas de Alberto Saiz
19/06/2009 .
Alberto Saiz, un ejecutivo conquense al que hasta sus enemigos reconocen una eficiencia que les desespera, lleva unos días en la portada de El Mundo de Pedro Jota, y ya se sabe que cuando un jefe de los espías empieza a salir en los papeles y abrir los telediarios es que la cosa de la inteligencia y el espionaje no pinta bien.Alberto Saiz es la herencia castellano-manchega que Pepe Bono le dejó a ZP tras su paso por el Ministerio de la Guerra, en aquellos lejanos tiempos en los que el Hola sustituyó a la revista Ejército en el Alto Estado Mayor. Eran los tiempos en los que una toma de posesión se celebraban con señoras con pamelas y recepciones que competían con las de la embajada de los Estados Unidos el cuatro de julio. Bono pasó a mejor vida en la carrera de San Jerónimo, tras un vodevil de alta comedia francesa, y el eficiente Alberto Saiz quedó "agrapado" a los papeles del CNI como una póliza. La esperanza de los innumerables enemigos, que coleccionó a espuertas en la casa, era que su mandato de cinco años fuera su final. Se equivocaron. Por lo que cuentan, fue capaz, de vender a ZP, utilizando un poder de persuasión, que tampoco sus enemigos le niegan, la idea de que en un par de años el final de ETA era posible. Con la ratificación en el cargo, en contra de la opinión de algún que otro ministro, ministra, Don Alberto, el de Cuenca, se creyó inmune a cualquier disparo y se dedicó a componer bonitos discursos para el consumo interior de la casa, en los que la palabra lealtad sonaba como un tiro de naranjero. Se dedicó a buscar a los desleales y en horas veinticuatro, como el "Fénix de los ingenios", enristró una sarta de treinta cabezas en el mástil de la bandera.De entonces acá, todo han sido filtraciones en los que lo mismo aparecía pescando pez espada en el Índico, ordenando la limpieza de su piscina a la división de hombres rana del centro, pinchando el teléfono de la asistenta de un prima hermana que pasaba por allí, o colocando la cosecha de patatas de la familia política, que ya se sabe que en España si un político no tiene un cuñado con el que fardar, ni es político ni es "na".Y a todo esto y para rematarlo, resulta que la cosecha de patatas no es de denominación de origen de Castilla-La Mancha, sino gallega. Alberto Saiz no ha hecho patria y eso sí que es imperdonable. Uno, desde luego, no se lo perdona.
Sin comentarios.
Hellín a 22 de Junio de 2.009
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