BUENOS HUMOS
Pedro A. LÓPEZ GAYARRE
El sinvivir del estatuto
24/08/2009 .
Desde el día en que a ZP se le ocurrió que la mejor manera de poner la Constitución del 78 patas arriba, era dejar que el parlamento catalán redactara un nuevo estatuto, anda uno con el sinvivir de pensar en lo que será de nosotros en Castilla La Mancha sin un estatuto, que como Santa Bárbara nos proteja del pedrisco y de los golondrinos en el sobaco. Ya sospechaba uno que después del café para todos de Adolfo Suarez lo que tocaba, "como fuera", era que para no ser menos los dieciséis parlamentos regionales restantes se pusieran a la obra de la reforma al grito de ¡maricón el último!; las comunidades gobernadas por el PSOE, por seguir la consigna y trabajar en la dirección del jefe, que ya se sabe que siempre tiene razón, según el artículo uno que así lo afirma; las gobernadas por el PP por aquello de que nadie tenga que decir que puestos a reivindicar autogobierno los de derechas no son los primeros en hacerlo; y, las de los nacionalistas, porque todo lo que sea remover el brasero con la badila juega a su favor.Pensaba ZP, después de haber leído un informe de su jefe de prensa que le resumía "El gatopardo", que se cumpliría aquel principio del príncipe de Salina según el cual, "es necesario que todo cambie para que todo se quede como está". Lanzó la pelota al territorio catalán y se encontró con que el entusiasmo de la ciudadanía fue tal que Cataluña en masa aprobó el "estatut" con una aplastante mayoría, que no hubiera servido para cambiar el ascensor en una comunidad de vecinos. El entusiasmo al que se entregaron las otras dieciséis comunidades autónomas fue inenarrable, y, donde, no se hicieron manifestaciones cívicas masivas reclamando la reforma es porque se sacaron todos los santos regionales en rogativa. En Castilla La Mancha, el entusiasmo a estas alturas sobre la reforma del estatuto es tal, que los políticos, andan en este agosto canicular con un sinvivir que, como el calor no se puede aguantar. Es lo que tiene la conciencia regional que uno se desvive, vive en un sinvivir, y no vive por culpa de la reforma estatutaria… y del calor.
¡Que pluma! ¡Que envidia! ¡Que lujo de escritor!
Hellín a 26 de Agosto de 2.009
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