La situación del Palacio de Congresos al pié del Castillo de Peñíscola y frente a un jardín en segunda línea desde el mar Mediterráneo ha definido en gran medida la propuesta. La voluntad de vincular los espacios interiores del edificio al parque y a la vista del mar desde su planta superior, ha determinado una imagen continua y cerrada hacia las calles perimetrales y fragmentada y abierta en la fachada de acceso desde el jardín, liberando una amplia plaza y permitiendo que el futuro parque penetre hasta las puertas del edificio.
Un umbráculo, transición entre el parque y el espacio interior, es la pieza arquitectónica que materializa tanto este acuerdo como la imagen del futuro Palacio. Se construye con piezas cerámicas suspendidas de una estructura metálica liviana de pletinas y varillas, formando un tejido tridimensional con el criterio de una gran instalación. Esta celosía, a la vez espacio interior y exterior, permeable al aire pero a cubierto de la lluvia, es la antesala del edificio, lugar de encuentro, previo al vestíbulo y se desliza entre los volúmenes de hormigón blanco. La cuarta fachada del edificio es la cubierta, visible desde el Castillo, en la que la losa de hormigón ondulada que cubre la sala principal se reviste de cinc.
El vestíbulo se organiza como un interior fluido y envolvente que engloba las distintas partes del edificio como piezas autónomas. En planta baja se dispone el acceso a la sala, administración y sala de exposiciones, ligeramente deprimida respecto del nivel del vestíbulo. En planta primera y en torno a este vacío interno, se ordenan las salas de congresos, prensa y cafetería que se abre visualmente hacia el parque y busca la visión del mar a través de un gran ojo mirador.
La sala principal, con un aforo de 700 plazas, se proyecta como auditorio musical, sala para congresos y proyecciones en un único plano continuo de suave pendiente. El techo se construye con una losa ondulada de hormigón visto que incorpora en su propia estructura los condicionantes de la acústica. Las paredes se revisten con un enlistonado de madera de mobila, que cubre las galerías técnicas laterales y que es el contrapunto vertical al techo desnudo de hormigón blanco.
La sala principal, con un aforo de 700 plazas, se proyecta como auditorio musical, sala para congresos y proyecciones en un único plano continuo de suave pendiente. El techo se construye con una losa ondulada de hormigón visto que incorpora en su propia estructura los condicionantes de la acústica. Las paredes se revisten con un enlistonado de madera de mobila, que cubre las galerías técnicas laterales y que es el contrapunto vertical al techo desnudo de hormigón blanco.
En el interior del edificio, además del hormigón visto estructural de color blanco y paramentos de madera de mobila se utiliza pizarra gris en suelos y metal estirado en los techos incorporando de manera oculta y contínua la iluminación e instalaciones.
Hellín a 7 de Enero de 2.012.
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