Por Roberto Centeno.- Lo he dicho antes, pero debo repetirlo: Rajoy es un político del que no se conoce que haya dicho una sola verdad ni cumplido una sola promesa, pero esta vez se ha superado a sí mismo. No sólo ha mentido en las grandes cifras; además, ha quedado como el presidente más tonto de la Unión Europea, incapaz de conocer a tiempo las cifras que Bruselas tenía preparadas, cifras que le dejarían en evidencia. Aunque el tema ha sido mucho peor que el mero hecho de pillar a un tramposo: en un debate que se denomina, precisamente, del estado de la Nación, y en una nación al borde del abismo, Rajoy no ha tratado ni uno solo de sus grandes problemas. Ha sido una pelea dialéctica entre dos mediocres con mentiras al por mayor, un auténtico insulto a un pueblo cada vez más empobrecido y sin horizonte.
En primer lugar, ¿qué puede afectar más al futuro de una nación, una de las unidades políticas más antiguas del mundo, que su desintegración? Ciertamente, nada. Y ante la puesta en marcha de un proceso secesionista en Cataluña, la mayor amenaza de ruptura de España en sus 500 años de historia, Rajoy lo despacha con una ridícula mención a “deslealtad constitucional” sin mover un dedo para frenarla, ni explicar alto y claro lo que piensa hacer para obligar a cumplir con la Ley y la Constitución. Ni el PP ni el PSOE se molestaron en debatir el tema más crucial para el futuro de España como nación. ¡Qué vergüenza!
En segundo lugar, ante una crisis institucional generalizada, con un modelo de Estado inviable e intrínsecamente corrupto y una ley electoral antidemocrática, causas principales de nuestra ruina económica y social, Rajoy soslaya la cuestión cuando Rosa Díez le plantea someter a referéndum su reforma afirmando que “los españoles no quieren que ahora nos dediquemos a reinventarnos España, sino que la saquemos de esta crisis”. Si está tan seguro ¿por qué se opone a que se lo pregunten? Nepotismo, clientelismo, tráfico de influencias, despilfarro sin control y corrupción a todos los niveles, que es lo que supone el Estado de partidos, no tienen para el presidente nada que ver con la crisis.
Y, en tercer lugar, la corrupción misma, algo que destruye el funcionamiento de una nación y perjudica gravemente su imagen exterior. Rajoy despachó el tema con un “no nos hundimos por culpa de la corrupción”, así, con un par de narices. ¿No es la corrupción de los cientos de miles de familiares y amigos enchufados una de las grandes causas de nuestro hundimiento? ¿No es la corrupción, que supone el despilfarro masivo de recursos públicos por CCAA y Ayuntamientos o en entidades financieras que deberían haber sido cerradas, otra de las causas esenciales de nuestra ruina? ¿No es corrupción el tráfico de influencias y el nepotismo de los dirigentes? Es de juzgado de guardia.
Alicia en el país de las maravillas
Pero si los grandes problemas de España ni siquiera se abordaron, el tratamiento de la crisis económica, que centró el debate, fue como Alicia en el país de las maravillas. La fantasía y la mentira lucieron en todo su esplendor. Rajoy se concentraría en criticar la herencia del pasado, en ignorar el desastre de sus 14 meses de gobierno y en afirmar, sin sonrojarse, que la situación está mejorando. Pero, ¿qué ha pasado en los primeros 14 meses de marianismo mesiánico, del “no quedaba otra opción”? Primero, más de un millón de empleos destruidos, 850.500 en 2012. Un ritmo de destrucción doble que el de 2011 y con un sinfín de ERE a la vista que afectarán a decenas de miles de personas, cuya consecuencia adicional llevará a un nivel de pensiones insostenible. Pero es peor aún: han llevado al paro al 55% de los jóvenes, precarizado el trabajo y producido una deflación salarial tan brutal que más de la mitad de la población ocupada gana menos de 1.000 euros al mes, 800 como media, un nivel tercermundista. No han entendido en absoluto cómo funciona el mercado laboral y han hecho una reforma que sólo destruye puestos de trabajo, no los genera, ni lo hará en el futuro.
Segundo, han llevado la caída de la economía al 2,8% del PIB en tasa trimestral anualizada, dos veces y media más que a finales de 2011,con la industria en vías de extinción, con un ritmo de caída acelerándose desde el -1,4% al -8,4%. Y suma y sigue: en los primeros 14 meses de la era Rajoy se ha producido la mayor pérdida de renta y riqueza de las familias jamás conocida. La primera ha caído en un 10% en términos reales y la segunda, sumando las pérdidas de riqueza total, mobiliaria e inmobiliaria, se ha desplomado un 25%, ¡casi tanto como en la Guerra Civil! Y, como consecuencia, hemos alcanzado las mayores diferencias entre ricos y pobres de toda la UE. Sin embargo, Rajoy tiene la desvergüenza de afirmar que “hemos dejado atrás la senda del desastre”. ¿Qué entiende por “senda del desastre”? ¿Cabe acaso algo peor en un solo año?
Mentiras y brindis al sol
La crisis económica se termina ya mismo vino a decir, y lo ilustró mintiendo en todas las cifras. La primera y más escandalosa, el déficit público. Afirmó que “quedará por debajo del 7% del PIB”. No hay por dónde cogerlo, porque hay una cifra incontrovertible que lo desmiente: el endeudamiento adicional de las AAPP en 2012, según los últimos datos del BdE, ascendió a 145.871 millones de euros, equivalentes al 14 % del PIB, la cifra más alta de la historia. Para que se hagan una idea de lo que esto representa para el pueblo español y las generaciones futuras, es el equivalente a ocho veces el valor actual de las reservas de oro enviadas a Rusia por el Frente Popular en 1936, algo que tardaría décadas en recuperarse.
Tratándose de un dato indiscutible, ¿cómo puede afirmar Rajoy que el déficit es menos del 7% si es el doble? Y los figuras de Bruselas diciendo que es del 10,2%, ¿de dónde han sacado la cifra estos artistas? ¿Es que con los sueldos de lujo que les pagamos no se molestan, como en el caso de Grecia, en comprobar nada? ¿Por qué no les piden explicaciones a estos tahúres, en lugar de darles más tiempo y dinero para que sigan despilfarrando y arruinando a varias generaciones de españoles? Y, además, las trampas que conocemos. Montoro ha manipulado los ingresos de noviembre y diciembre de todos los impuestos, IVA, IRPF, Sociedades y todos los demás para ocultar el fracaso rotundo de las subidas de impuestos, que han hundido la actividad económica y no han recaudado un euro más.
Dos ejemplos: los ingresos por IVA en diciembre, según Montoro, fueron de 3.550 millones, ¡un 40% más que la cifra de ingresos más alta jamás alcanzada en un mes de diciembre, que fue en 2007! En Sociedades con ingresos 2012 la mitad de 2007, en diciembre son iguales, y así todo lo demás. Como añadidura, desde septiembre no se pagan facturas, la cuentas de CCAA y ayuntamientos son de ciencia ficción, hay miles de millones en los cajones, sólo a las farmacéuticas se les adeudan 7.000 millones. Y después, lo que no sabemos.
Pero es que, además, este déficit brutal esconde dramas más serios. En sólo dos meses de 2013 se han emitido 50.000 millones de deuda, que serán más de 250.000 en todo el año, de los cuales más de 100.000 pertenecerán a deuda nueva. Este disparate supondrá una deuda total a fin de año -pasivos circulantes- es decir, lo que debemos de verdad y por lo que pagamos intereses, de casi 1,2 billones, un 115% del PIB oficial, que representa unos pagos anuales en intereses inasumibles, unos 44.000 millones este año y 55.000 en 2014, algo que hace imposible cualquier recuperación. Además, el auténtico pozo sin fondo del rescate bancario, 26.000 millones del MEDE, según explicaba en este diario el sábado Eduardo Segovia, se dan ya por perdidos. O sea, que los tenemos que pagar nosotros y nuestros hijos, que se unen a las decenas de miles de pérdidas del robo del FROB I y II, los esquemas de protección de activos, y los avales de los que tendremos que responder.
Y luego el resto. Paro, que seguirá creciendo a todo ritmo, y llegará a casi el 27% oficial este año, una cifra escandalosamente insostenible, y que irá en aumento durante años, porque para que se genere empleo es necesario crecer por encima del 2%, y eso no está ni en horizonte. Crecimiento, la cifra de Rajoy del -0,5 % ni merece ser comentada, pero la de Bruselas tampoco. ¿De dónde sacan los figuras de la UE una caída del PIB 2013 del 1,4%? Lo que tenemos es un ritmo de caída del 2,8% en tasa trimestral anualizada a fin 2012, y, por si fuera poco, todos los indicadores de coyuntura muestran que irá a peor. Los de la Agencia Tributaria son catastróficos, las ventas interiores de bienes de consumo están cayendo al 10% y las de bienes de equipo representativos de la inversión el ¡28%!, un desplome total. Entonces ¿de dónde sale el 1,4%? Finalmente, las exportaciones, la gran mentira, han crecido menos del 2% en términos reales en 2012, la reducción del déficit comercial se ha debido a la caída en picado de las importaciones por el empobrecimiento masivo de las familias, algo de lo que están muy orgullosos.
Y para terminar presume de no haber necesitado el rescate. ¡Hombre, Mariano, que no has sido tú, que ha sido Draghi con su compromiso de que no dejaría caer ni a España ni a Italia, y con la barra libre del BCE y los 100.000 millones del MEDE! Pero, vamos a ver, ¿la economía está hoy peor o mejor que hace un año? Mucho peor sin duda, o sea, que estamos más cerca del rescate, no más lejos, ¿o no? Y luego todo lo demás, un brindis al sol. Empiezo por lo que mejor conozco, los monopolios energéticos. El abuso de posición dominante jamás había alcanzado proporciones similares, las gasolinas superan los 1,5 euros litro. Respuesta de Rajoy: abramos más gasolineras. Bien, pero eso es un proceso de años y hay un método inmediato: hasta que exista competencia real, implántese un sistema de precios máximos igual a la media de Francia, Alemania y Reino Unido. Lo hicimos en el pasado y es sencillísimo, los precios bajarían un 10% de inmediato, así que déjense de cuentos.
Medidas anticorrupción, otro viva Cartagena. El BdE acaba de dictar una norma por la que los golfos y delincuentes procesados que han hundido a las cajas y se lo han llevado crudo puedan continuar como gestores. Olé medidas anticorrupción, y todo lo demás como la gasolina, at calendas graecas. Y lo que ya es un robo propio de forajidos es el denominado “certificado energético”, que costará 500 euros a cobrar por las empresas amigas del poder, y que será obligatorio para alquilar y vender pisos. ¡Ya vale de robarnos, sois unos auténticos ladrones! Por último, las medidas de “impulso económico”, un remake de la Ley de Economía Sostenible y de los grandes expresos europeos de Zapatero, es decir, un camelo de la A a la Z: ni siquiera se han molestado en pensar algo nuevo, y es que pensar cansa mucho. Puros parches, promesas vanas y dinero virtual, que cuando las pymes vayan al ICO a pedir los créditos prometidos se caerán por el suelo de risa.
Y, lo peor de todo, Draghi ante el Parlamento de aplaudidores y Rhen al presentar las cifras de España han dicho lo mismo: hay que profundizar en la consolidación fiscal, es decir, más impuestos y más recortes. Rajoy se calló como un muerto, pero eso es lo que tendrán este año, no lo duden, porque de recortar gasto nada, ya que “los ciudadanos no quieren reinventar España”. Nos encanta pagar impuestos para que los despilfarre la casta política, nos encanta este modelo de Estado que permite, por ejemplo, que en la Diputación de Sevilla, donde hay 105 funcionarios, haya otros 1.650 nombrados a dedo, y así hasta más de dos millones de enchufados… Y al que no le guste, peor para él.