El análisis de Roberto Centeno: ¡Tramposos! El recorte del gasto de las AAPP son sólo 2.100 millones, no 37.700
Por Roberto Centeno.- El grado de mendacidad de Mariano Rajoy y su Gobierno supera, con mucho, todo lo imaginable y, aunque las mentiras y falsas promesas del presidente son el pan nuestro de cada día, hay que reconocer que esta vez se ha superado a sí mismo. Rajoy ha afirmado que el ahorro de la ‘no reforma’ de las Administraciones Públicas más incompetentes y más hipertrofiadas de Europa será de 37.700 millones de euros, cuando, en realidad, será de 2.100 millones anuales o menos. Esta es la mayor operación de engaño y maquillaje de toda la legislatura, ¡y la que califican como una de sus reformas centrales! La afirmación de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, de que “ahora les toca a los políticos apretarse el cinturón”, después de habernos expoliado con los mayores impuestos de la historia, llevado a la miseria a millones y al hambre a cientos de miles es un insulto inaceptable.
Para empezar, estos tramposos -no merecen otra denominación- han sumado el supuesto ahorro de cuatro años, de 2012 a 2015, para dar la falsa impresión de que se trata de una cifra muy alta, aunque obviamente carece de valor alguno. Pero el engaño va mucho más allá. El Gobierno calcula que los ciudadanos se beneficiarán de un ahorro de 16.300 millones por la “mayor eficiencia de la Administración” –derivado por una reducción de plazos y de papeleo-. No tienen vergüenza: ¡se han inventado la cifra sin más! Pero, aunque esta patraña fuera cierta, como señalaba Juan R. Rallo, uno de nuestros mejores analistas en Es-Radio: “Ese supuesto ahorro no tiene absolutamente nada que ver con la reducción del déficit, porque no es recorte de gasto. No debería incluirse en una ley de supuesto ahorro”.
Por tanto, si restamos esos 16.300 millones que se han inventado, nos quedarían 21.400 millones en cuatro años. Una cantidad a la que habría que restar los recortes ya hechos y contabilizados, como los 7.600 millones de la reforma de la Administración local, que al final se ha quedado en nada por la oposición frontal de comunidades y ayuntamientos y otros 7.400 millones de “racionalización” del gasto, que también se quedaría en la mitad de la mitad y, en todo caso, ya están hechos. Así, la reforma de la Administración supone un ahorro para los próximos tres años de 6.400 millones, es decir, la ridícula cifra de 2.133 millones por año. Una cantidad que es ¡18 veces menor que la difundida urbi et orbi por este hatajo de tramposos! Además, los 2.133 se ahorrarían si todo sale como está previsto y eso no ha sucedido jamás. De hecho, varias comunidades ya han señalado que se oponen y no cumplirán, así que al final el ahorro neto puede quedar en 1.000 o en 500 millones, un engaño como la pirámide de Keops.
Por otro lado y para que lo tengan claro, cuando estos trileros afirman que suprimirán X entidades u organismos, quieren decir que las eliminarán sobre el papel, pero los empleados serán reubicados en otras, con lo que el ahorro neto será cero. Pero, dejando de lado el engaño masivo a los ciudadanos, la cuestión es, ¿qué opina Bruselas?, ¿a qué narices se dedican los superpagados burócratas que deben analizar y opinar sobre esta y otras patrañas?, ¿o qué opina el mercado? Esto último empieza a estar bastante claro: la bolsa se ha derrumbado y ya está por debajo de principios de año, todos los bancos cotizados tienen un precio objetivo entre el 20 y el 25% por debajo de su actual cotización y la prima de riesgo y la rentabilidad del bono a diez años han comenzado una escalada que no augura nada bueno.
Una presentación vergonzosa
Pero si el contenido real de la reforma de las Administraciones Públicas es dieciocho veces menor que el anunciado, la exposición de motivos y la explicación dada por el Gobierno sobre la situación de la Administración Pública es, sencillamente, alucinante y entra en el terreno de lo paranormal. Es una explicación vergonzosa: justificarían su ‘no reforma’ de la Administración con la patraña de que no es mayor que la del resto de países europeos, algo falso hasta la náusea. ¿Cómo no va a serlo con diecisiete miniestados con todas sus funciones?
Para esta oligarquía política parasitaria, el núcleo mismo de nuestra ruina, el despilfarro masivo político y clientelar, los miles de empresas públicas inútiles, los 30.000 coches oficiales, los 20.000 asesores a 60.000 euros cada uno, las embajadas, los más de 8.000 ayuntamientos, el Senado y las diputaciones inútiles, las prebendas, los chollos y los cientos de miles de enchufados, no sólo permanecen intactos, sino que ahora resulta que son un ejemplo para el mundo. Igual que el sistema financiero era la envidia del planeta. Se han vuelto totalmente locos, y el drama que representa este inaudito punto de vista es aterrador: van a mantener íntegros todos sus privilegios, todos sus millones de enchufados, todos los miles de empresas inútiles, porque nuestra Administración es perfecta.
La parte numérica con la que “demuestran” el “adecuado dimensionamiento” de nuestro sector público se basa en comparaciones de gasto y PIB. Algo que está muy bien, pero que tiene un pequeño problema: el PIB oficial que utilizan para España es un 21% superior al real. Si el oficial se sustituye por el real estimado, 830.000 millones de euros, las flores se tornan espinas y aparece la realidad pura y dura. Esta realidad es que España tiene la Administración Pública más sobredimensionada, no sólo de Europa, sino de todo el mundo desarrollado.
Pero, además, no se trata sólo de tamaño. Sino de que es la menos eficiente y la más incompetente de Europa, y por una razón muy sencilla: las antiguas oposiciones, que en los años 60 y 70 nos llevaron a tener la mejor Administración Pública del continente, han sido sustituidas por designaciones a dedo de parientes, amigos y correligionarios. ¿Alguien puede explicar cómo con este procedimiento de selección un país puede tener una Administración que se tenga en pie? En la Universidad casi el 80% del profesorado ha sido seleccionado por sus amistades y su ideología de izquierdas y carece de los conocimientos necesarios para impartir las enseñanzas a su cargo. Y esto es extrapolable a todo.
Nada como un ejemplo real para ilustrar mis afirmaciones. Es uno entre mil. La Comunidad Valenciana ha estado gobernada desde siempre por el PP, tiene la mayor deuda per capita de España y un déficit oficial en 2012 del 3,5 % del PIB, aunque el real fue del 5,7%. En esta comunidad, la sanidad representa el 60% del Presupuesto y tiene empleadas a 50.000 personas, el triple de las que había antes de que se transfieran las competencias en esta materia. Un despilfarro casi inaudito, y Valencia no es la excepción es la regla. Además, la calidad asistencial es netamente inferior, ya que las antiguas jefaturas de servicio donde estaban sin duda los mejores profesionales fueron sustituidas por unidades básicamente políticas.
Como complemento de este rosario de disparates se han eliminado las plazas por oposición y todo es a dedo o mediante ‘pruebas’ descaradamente amañadas. Pero el mayor problema es que se han realizado inversiones absolutamente disparatadas, en instalaciones y en material, sin justificación racional alguna excepto las gigantescas comisiones que presuntamente se han pagado. En el caso del Hospital de la Fe, el más grande de toda la comunidad, todos los jefes de servicio negaron la necesidad de construir un gigantesco complejo para sustituirlo: bastaba con remodelarlo. Fue en vano.
El gigantesco complejo fue construido por FCC. De los cuatro grandes bloques hospitalarios, dos funcionan sólo por la mañana, como en el resto de los hospitales públicos. ¿Se imaginan los grandes hospitales mundiales, como el Andersen, el John Hopkins o la Clínica Mayo, funcionando sólo de mañanas? Además, el tercero funciona al 25% y el cuarto no funciona en absoluto. Es decir, una inversión gigantesca innecesaria e infrautilizada. Para equiparla, todo el material se compró nuevo. La pregunta es: ¿quién se ha llevado qué? Por otro lado, la Conselleria de Sanidad tiene empleadas a 1.500 personas, de las cuales 164 son telefonistas, 116 electricistas, 18 pintores, 2 fotógrafos, 80 calefactores y 34 costureras. ¿Cómo creen que un país puede funcionar así? Y con un 22% de absentismo. Esto es la regla. Y resulta que este despilfarro, esta corrupción, es lo que hay en toda Europa y, en consecuencia, es intocable.
¿Dónde están los brotes verdes?
La otra gran patraña: los brotes verdes. Es absolutamente escandaloso que este Gobierno de tramposos anuncie el fin de la crisis basándose en la mejoría coyuntural de algunos indicadores relacionados directamente con la brutal expansión de la deuda para financiar gasto político improductivo. Una inyección de más de 200.000 millones en diecisiete meses es algo absolutamente disparatado e insostenible. Además, la mayoría de los indicadores de actividad y demanda siguen cayendo y los desequilibrios que nos han llevado a crisis no sólo no han mejorado, sino que han empeorado, y en el caso de la deuda pública o el crédito a la economía productiva, espectacularmente.
Pero para que ustedes decidan por sí mismos si ven o no brotes verdes, nada mejor que exponerles, sin más, los principales indicadores de actividad y demanda conocidos la semana pasada (cuadro resumen de indicadores, 19/6/2013). Mírenlos con lupa y vean cómo salimos de las crisis ya mismo: índice de comercio minorista deflactado: retroceso del 7,8 % entre enero y abril de este año, frente a la caída del 7,2 % del mismo periodo de 2012. Consumo aparente de cemento: disminución del 25,5 % de enero a abril, frente a la caída del 34,3% de 2012. Producción industrial: -3,6 % en el primer trimestre frente a -6,0 % del mismo periodo del ejercicio anterior. Ambos son malos, pero el último no tanto. Además, estamos hartos de ver desaceleraciones puntuales de los descensos a los que sigue una recaída. La inversión se redujo un 17,9% en los cuatro primeros meses del año, una cifra mucho más elevada que la del mismo periodo de 2012, cuando se redujo un 8,3%. La financiación del sector privado ha disminuido un 9,9% hasta abril, frente a la pérdida del 5,1% de un año antes. El consumo de energía eléctrica ha retrocedido un 2,0 % en los cuatro primeros meses del ejercicio, mientras que entre enero y abril de 2012 cayó un 2,2 %.
¿Dirían que estas cifras indican que hemos tocado fondo? ¿Afirmarían que habiendo cedido el consumo privado, que representa el 60% del PIB, cinco puntos porcentuales y la inversión, que supone el 20% del PIB, un 17,9 %, la caída del PIB del segundo trimestre será nula? Ya está bien de que nos tomen por imbéciles. Hay un hecho indiscutible, el que más importa a los ciudadanos y que Gobierno y medios silencian por completo: la evolución de la renta y la riqueza de las familias. Pues bien, los últimos datos de coste laboral y precio de viviendas muestran cómo las ya exhaustas economías familiares se siguen hundiendo, el poder de compra de los salarios ha caído otro 0,8 % en el primer trimestre y el precio de la vivienda ha cedido un 6,6 % en tasa anual.
La pregunta, más allá de los indicadores, es la misma que el último día: ¿puede un país sin crédito al sector productivo y a las familias, con la renta y la riqueza (efecto riqueza) mermando sin tregua, con los mayores impuestos del mundo desarrollado y la energía más cara salir de una crisis cuando el endeudamiento público crece exponencialmente para financiar el gasto político improductivo? Además, si como señaló Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, el martes la era del dinero fácil y barato toca a su fin, entonces la respuesta es inequívoca: se acabó la fiesta. La opinión de los grandes bancos de inversión es que España va a tener un fin de año muy difícil, pero si esto sigue así lo muy difícil puede empezar mucho antes. ¡Feliz verano a todos!
www.alertadigital.com/2013/06/24/en-analisis-de-roberto..
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