De este modo y con la estrategia tramada
por Azkuna y su
equipo, el consistorio bilbaíno pudo hacer
frente a sus obligaciones
mientras la ciudadanía no tenía que sufraga
r subidas meteóricas
de sus impuestos ni ver reducida la calidad
de vida. En concreto
los tipos impositivos de mayor enjundia como
el Impuesto sobre
Bienes Inmuebles (IBI), sobre Vehículos de
Tracción Mecánica (IVTM)
, sobre el Incremento del Valor de los
Terrenos de Naturaleza Urbana
(IIVTNU), de Actividades Económicas (IAE)
o sobre Construcciones,
Instalaciones y Obras (ICIO), no se incrementaron
respecto a las tasas de 2009.
Respecto a los gastos de funcionamiento
, éstos han experimentado
un incremento insignificante. Según
el informe, el aumento
“en el periodo ha sido del 3,13%,
siendo el producido en 2010
respecto a 2009 del 0,04%”.
Esta pequeña subida en el gasto
se debe al agravio comparativo con
los ejercicios de 2008 y 2009
, sin embargo en términos absolutos
el Ayuntamiento de Bilbao
ha comportado un ahorro bruto de
56,2 millones de euros y un
ahorro neto de 53,6 millones en 2010.
No obstante, las buenas noticias
para el colectivo bilbotarra no acaban
aquí. La gestión financiera de
2010 trajo más panes debajo del brazo:
el resultado negativo por operaciones
de capital disminuyó en un 45% en el
periodo analizado, y
lo que es más sorprendente,
“el endeudamiento con entidades financieras
ha disminuido un 88%, pasando de
11,0 millones de euros en 2008
a 1,3 millones de euros en 2010”.
La némesis de Gallardón
El rumbo firme y venturoso que Azkuna
ha imprimido a su barco
no parece pasajero. Como bien informa
el documento de fiscalización
, “la liquidación del ejercicio 2011 (no fiscalizada)
presenta un ahorro
neto superior al del ejercicio 2010 en un 27,10%,
al incrementarse
los ingresos corrientes en un 3,12%,
mantenerse, prácticamente, los
gastos corrientes y reducirse la carga financiera”.
Esta situación contrasta abiertamente
con el pasado, presente
y futuro observado en otras casas
consistoriales. Sin ir más
lejos, su homólogo madrileño en
el mismo período
- Alberto Ruiz Gallardón- elevó
la deuda de la capital
de España hasta cantidades
descabelladas que
rondaban los 7.000 millones de euros
. Para contrarrestar
el ingente déficit, la política consumada
por el alcalde madrileño
envidió en todo a la de Azkuna.
El ciudadano madrileño vio como
la presión impositiva se hacía más
acuciante: los impuestos por
habitante rozaron su duplicación
durante el período de gestión
deGallardón -92,6%-,
mientras el IBI casi se llegó a multiplicar
por cuatro -259,8%-. Al igual
que la deAzkuna,
la gestión de Gallardón se vio
recompensada por un premio
, éste
–a la vista de las cifras de unos
y otros- viciado y subjetivo. El 15
de mayo de 2012, el ahora ministro
de Justicia recibía la medalla
de la Ciudad de Madrid. El horizonte
de la ciudad madrileña
–comandada ahora por Ana Botella-
no aparece despejado,
mientras en Bilbao sigue
luciendo el sol.
http://www.extraconfidencial.com/articulos.asp?idarticulo=11398
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