"Muchos catalanistas no quieren vivir aparte de España, es decir, que, aun sintiéndose muy catalanes, no aceptan la política nacionalista, ni siquiera el Estatuto, que acaso han votado. Porque esto es lo lamentable de los nacionalismos, ellos son un sentimiento, pero siempre hay alguien que se encarga de traducir ese sentimiento en concretísimas fórmulas políticas: las que a ellos, a un grupo exaltado, les parecen mejores. Los demás coinciden con ellos, por lo menos parcialmente, en el sentimiento pero no coinciden en las fórmulas políticas; lo que pasa es que no se atreven a decirlo, no osan manifestar su discrepancia, porque no hay nada más fácil, faltando, claro está, a la verdad, que esos exacerbados los tachen entonces de anticatalanes¿Los que discrepan son arrollados, pero saben perfectamente de muchos, muchos catalanes catalanistas, que en su intimidad hoy no quieren la política concreta que les ha sido impuesto por una minoría".
«Pues bien señores, yo sostengo que el problema catalán, como todos los parejos a él, que han existido y existen en otras naciones, es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar, y al decir esto, conste que significo con ello no sólo que los demás españoles tenemos que conllevarnos con los catalanes, sino que los catalanes también tienen que conllevarse con los demás españoles».
Debate sobre el Estatuto Catalán en las Cortes Españolas Mayo de 1.932.
José Ortega y Gasset
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